viernes, 3 de agosto de 2018

Astronaut...


Me había lanzado a descubrir el mundo. No tal vez, desde el aspecto mas físico. Sabia las dificultades que poseía recorrer kilómetros y kilómetros de distancia por mis medios. Sabía que aquello sin embargo brindaba conocimientos muy diferenciados a los que uno puede realizar solo con su mente, pero no por eso, estos viajes mentales serian desvalorizados. Encontrar nuevos planetas, lanzarse a las estrellas, atravesar agujeros de gusanos, desafiar agujeros negros u otras potencias cósmicas, es solo posible si apartamos lo "físico". Al menos por ahora.
Sentir la belleza de los bosques propios y de otras clases, en otros entornos nunca pensados, sentir colores desorbitantes, chispas danzantes dando calor a la piel, notar diferentes densidades de luces brindadas por el reflejo de la luna o las diferentes superficies mágicas. Lagos, rocas, árboles, hongos, arbustos, plantas, de diferentes formas y tamaños.
Pero siempre un horizonte vasto y un cielo aun mayor.
Quizás en ese recorrido se comenzó a gestar un pequeño miedo contrastando con las ansias de aventuras mágicas, era el miedo a la falta de sentido, a mi pequeñez, a no encontrar nunca un lugar como hogar, a lo desconocido, a la falta de limites.
Llegaba un punto en donde la idea colapsaba y hacia explotar mi cabeza. Hay un rumbo fijo? qué va a ser de los "diferentes tiempos"? porque este hecho significaría el final de algunos "tiempos". Es decir, pensar que a veces me quejaba del "tiempo", ese tiempo que creo todos creemos conocer, de aquella maquina vista como el condicionante de los hábitos, la cotidianidad, y los trabajos forzados, limitante, implacable, irreconciliable con uno. Aquel tiempo que a veces es sofocante, estricto, y marca el inicio y la muerte. Pero había un paréntesis en la materia. El "otro tiempo" también vivenciado de forma extensa, de forma excesiva era perjudicial, cómo no serlo? Te invita a perderte constantemente. Aquel tiempo leve, mágico, flotante, de total dispersión, un tiempo mas lento, mas manipulable, era la locura cuando no se lo mezclaba con otros.
Y por un momento no pude imaginarme un mundo mas perfecto que el que estuve viviendo antes de haber "despertado". Un mundo mas cruel, pero con pinceladas desbordantes de felicidad, un mundo en el que puedes detenerte con el poder de la mente y soñar. Mas en el otro mundo, con el otro tiempo me era difícil imaginarme esforzándome realmente, lo tendría todo mucho mas facil. Es decir, desde un lado uno puede aprender a vivir, y desde el otro lado no. Similar a lo que ocurriría si nos encontráramos en un mundo utópico, mas temprano que tarde se arruinará. La dirección parece establecida desde ese aspecto. 
Tener el otro mundo nos malcriaría y luego no sabríamos actuar.
Me detuve en las medidas. No debía ser tan critico, tan sentenciante. Creo entonces la correcta medida entre el traspaso de esos dos mundos como única manera de vivir. Lo ideal seria un balance, y fue desde entonces que intente armarlo hasta contener los dos en uno. Pero solo podía ser posible desde la versatilidad del segundo mundo, intentarlo desde el primero resultaba un desgaste inmenso de energía. Ya lo se ya lo se, todo lleno de contradicciones. Es justamente lo que es esta vida... una real contradicción.
A que me refiero con ser astronauta desde la mente? que es eso de los otros mundos y los "dos tiempos? Imagínate por un momento estando en un juego. Desde el código este es infinito porque se sobreescribe con patrones ya establecidos de antemano. Cuando sales de un planeta para llegar a otro en ese momento se abre el horizonte con más planetas. Puedes pensar bueno, es entretenido, llego a tierra firme, obtengo recursos y hago una base, pero hasta que punto puede seguir siendo así?... que es lo que realmente buscas? porque de hecho, el juego no propone más que un mundo abierto... ahora que lo pienso... no es así la vida? claro con algo más de límites y menos cosas que hacer, pero... este es el punto al que quiero llegar...

 Ahí estaba, al fin y al cabo era un astronauta de los espacios siderales de la mente y nadie lo sabia.
Que diferencias había entre estar en "este mundo" trabajando horas enteras solo por obtener un sueldo para subsistir y trabajar en la recolección de materiales (desde aquel otro mundo) para intentar tener una base?
De alguna manera era abismal la diferencia. Pero noté como todo dependía del humor. Si me encontraba mal no importa si mi trabajo era apaciguo, no importaba que signifique el emprendimiento de una base que seria el hogar de mis sueños, o encontrar lo necesario para emprender las aventuras mas heroicas que alguien podría haber experimentado... si uno esta mal se arma un vacío... se pierden los sentidos y se agranda el temor. En este caso era justo aquel miedo a la inmensidad, a no tener rumbo y estar a la deriva perdido por siempre. De que sirve tenerlo todo si no hay un objetivo final que te impulse. Ese es el combustible real.
Todo se debe a aplicar ciertos sentidos... pero esto es... ¿aprendido? es elegido? es consecuente? es obligado?
Que es lo que me hace darle sentido a algo?
Quizás incluso esa falta de creatividad, esa frustración que viene a veces que hace que todo sea "plano"... resulte en ese intento por no volver a ese estado. Estamos muertos cuando nuestro cuerpo no respira ni siente nada, y ni siquiera somos capaces de brindarle una impresión a nada, ni agregarle una porción nuestra de sentido y significado. Incluso estando dormidos postrados en nuestra cama con el cuerpo a punto de no respirar mas... podríamos estar mas vivos que alguien respirando sin dificultad. Alguien que perdió la batalla y no quiera mas darle sentido a nada, que no se implica con eso que ve, siente o experimenta. 
Esto de ser astronauta y la vivencia en otros mundos es solo una clase de metáfora, aunque bien podría valer para algunas personas el tener una vida así.

No hay comentarios:

Publicar un comentario