sábado, 17 de noviembre de 2018

Solo con el sonido


Y allí... solo en la nave, se encontró consigo mismo, por primera vez en mucho tiempo. El silencio lo invadía todo, dejaba de ser un síntoma para ser un estado permanente. Abarcando una nueva dimensión, un espacio con sus delimitadas paredes. Fuera de ello había otra cosa, quizás otro silencio, quizás otra quietud, otra vida, pero definitivamente alejado de ese estado opresivo de desgano.

Simplemente se encontró, viendo al frente. Y era lento, estático, inalterable. Él se encontraría casi amordazado... deslizando su mirada por detrás, en donde se abría la inmensidad del cosmos;
Un juego de luces intermitentes junto con polvos de colores que tenían un ritmo tan dispar comparado con lo simple de nuestras vidas, que... se nos hace inabordable.

Le había recordado aquella vez cuando de joven inspeccionaba a través del vidrio de un colectivo las calles de una ciudad en una tarde moribunda, sin él poder hacer nada más. Incluso se le había olvidado el lugar al que debía llegar por estar observando. Ese instante era ... eterno tal si no quisieran largarlo. Y las personas caminaban fuera y vivían sus vidas ajenas sin preocuparse un segundo por aquel que... pasaba en el colectivo.

Unos acortados centímetros de grosor lo dividían ante la total perdida de sus sentidos en la caída libre hacia un vació absoluto. Tal vez sería como caer en el pozo de sus pensamientos, y estos nunca cesarían hasta que se diluyan como cenizas esparcidas por el viento. En consecuencia, sabía que sus tantos pesares, terminarían haciendo parecer aquella tragedia en días enteros antes de tocar el fondo de la muerte.

Le saludaban muchas estrellas en esa " larga noche". Lo sentía así puesto que no tenía un amanecer como tal, el sol no se aparecía por las ventanas. O mas bien aquellas estrellas se le habrían como un amplio espectro de intensidades, que jamas fuese posible experimentar en imaginaciones, por lo que comprendió la excentricidad e importancia del "viaje". Así que... era un extraño... alguien que pasaba por allí, pero que en realidad no existía. Estas no le prestaban ninguna atención. Era invisible, era ignorado.

Se encontró completamente solo, muerto de miedo y perdido. No pudo evitar suspirar por la desesperante revelación del ingreso a terrenos tan profundos e inexplorados. También se le entreabrieron los labios agonizantes, angustiantes de dolor, espanto a la vez que una lágrima final corrió sobre su piel antes de borrar cualquier rastro de expresión en la insurrección de la consciencia. Trabado en la tragedia. Un astronauta muerto antes de siquiera empezar su misión.

Tanto esfuerzo para llegar a eso. A un punto sin retorno.

De alguna manera ese sonido proveniente de los propulsores era... tranquilizador. Aniquilante, directo, sincero, seco. Solo el sonido constante de una llamarada plateada produciendo el trabajo inconsciente de movimiento.
Para aquel insecto suponía un avance impresionantemente rápido. Pero para niveles elevados no era mas que un insecto queriendo llegar al otro lado del mar.

Había pasado varios años, camino en algunos planetas y sus estadías habían sido cortas, pero eso si... demasiado intensas. A veces tuvo que reparar su nave de fallos previstos e imprevistos, otras veces pudo prepararse un jugo riquísimo en uno de sus rincones preferidos al tener tiempo libre.

Era claro cuando la velocidad se mueve a un costado tuyo mientras estas tan estático que competirías con la mejor estatua. Tus fantasmas se disparan por todas las salas, recordándote lo que hiciste. Las cosas simples que le dan importancia a tu insignificancia. Cómo explicar el sabor, los aromas, los colores... las sensaciones.

Sin embargo aquella nave, en total silencio y de donde solo se precipitaba y crispaba el sonido monótono de unos propulsores... le daban una señal inequívoca a cada paso, en el trastabilleo que se produce entre instante e instante... tropesándose unos con otros rompiendo el tiempo, quebrando las agujas. En la danza dramática y mortal de una hoja cayendo al suelo. La señal de que simple y llanamente estaba viajando.

Si... era extraño entenderlo... era extraño interpretarlo cuando se esta años enteros tras objetivos falsos que siempre se estropean.

Allí en medio de ese sonido lo descubrió tan claro como para jamas ser desechado. Ese sonido traía consigo sus faltas de ganas, su cuerpo agotado, completamente cansado, frustrado... ese sonido trasportaba sus luchas, sus sufrimientos, todo su dolor. Toda su esperanza.

Aquel sonido terminara? pensó. Encontraré otro planeta?

O aquella habrá sido la ultima vez? cesará ese sonido para terminar en la fría culminación de mi existencia? Estaré siendo tragado por unas fauces que no veo? Tal vez siempre lo estuve... incluso desde el día de mi nacimiento.

Ya nadie atendería sus llamadas, ni encontraría humano alguno para poder hablar de sus experiencias, entonces ese lienzo infinito de puntos brillantes entre mares de oscuridad.. se había filtrado por sus ojos, lo habían traspasado hasta transformarse justamente en los suyos apoderándose de estos.

Los ojos de alguien perdido en el espacio, incluso aunque sus ojos se cierren por siempre.... jamas dejaran de ser el eterno espacio.

Así que ese espacio iba en la nave...... escuchando el ruido tranquilizador y constante de unos propulsores funcionando. Quizás... eso serian lo ultimo que escucharía, lo ultimo que experimentarían.

Tan solo fue eso... el extraño sentimiento surrealista y abstracto.. de estar solo... con el sonido de tu nave funcionando.


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