jueves, 27 de diciembre de 2018

Silencio



Siento que el silencio se esparce hasta hundir mis sentidos,
ahogarlos en un mar de agobio del cual ya no puedo esperar nada. Del cual no se puede salir.
Más que tranquilidad lo que encuentro es dejedad.
Más que felicidad lo que encuentro es nostalgia y falta de sentido.
Mis ojos se vuelven hacia adentro... comprimiendo los fragmentos del pasado,
quizás era un cristal roto intentando mantener las escenas guardadas en instantes infinitos de tiempo.
Mis labios se tornan secos y mi mente pálida.
Como un robot intentando realizar un proceso, quedándose trabado por alguna falla en su sistema,
repitiendo una y otra vez los impulsos del comienzo.
En este silencio no hay calma. Pero tampoco se despierta la desesperación. No hay fuego interno...
No hay sueños, no hay metas, no hay esfuerzos que logren cosas buenas.
No es un estado de transición, es lo eterno volcándose en un insuficiente espacio... en la neutralidad mezclada con una pizca de amarga condena.
Y aunque los ruiseñores canten en el bosque del Remolino de la Laguna Negra,
Aun el silencio permanece inalterable tras su eco.
El sonido no puede ingresar por sus oídos...
solo hay sonidos que son silencio y que son estruendosas explosiones atravesando su mente.
El paso de la calma aplastando el pasto del suelo...
El tacto magnético entre las hojas de la rama de los arboles mecidas por el viento...
Los guardianes de madera en sus posturas perfectas.
La ondulada forma del lago dejada como una marca de algo que lo mojó, que mojó al propio lago.
Algunos granos de tierra rodando pocos centímetros en el suelo plano, siendo la caricia de la magia a lo intrascendente.
Y su respiración... era la fantasía susurrando desde el mundo de sombras. Llegando a los hongos, flores y animales iluminados por la noche desprendiendo chispas. Iluminados por la oscuridad, que ironía.
A veces en el silencio se frena el tiempo y la rigidez aprieta el ambiente hasta convertirlo en un punto negro en el que la inercia de ir hacia adentro se enloquece y estropea el objeto.
Allí estas entonces saltando a una vida ajena, despertando una vez más para volver a caer en el sueño.




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